En las gélidas aguas suecas del año 1929 aparece en escena la última creación de Gustaf Estlander para Luis de Allende, magníficamente ejecutada por el constructor Abrahamsson & Son. Se llama MEYE y su distintivo es E-26.
“El Largo Sueño de Meye: Gothenburg 1929 – Vigo 2009”
Con sus inmaculadas velas de Ratsey & Lapthorn lucha en esos primeros años de su vida con la numerosa flota de 6 metros Fórmula Internacional que regatea en Bilbao.
Cruje en duras bolinas su ligera estructura formada por cuadernas y quilla de roble y se estremece su bellísimo forro de noble caoba. En cubierta, soportada por baos de Pino de Oregón, laborean cabos de algodón y trabajan herrajes de bronce.
Su vida prosigue durante años y su nombre cambia. Ya como “Acacia III” surca otras aguas y lo gobiernan otros navegantes: Walter H. Kuchler, Camilo Cuyás, Pablo Madariaga, hasta que la pasión de Ñaco Eraso lo descubre ocioso, quebrantado y con síntomas de triste agonia en Castro Urdiales.
En su viaje a Vigo camino de una nueva vida sus banzos sonrien al sol y al ir secándose, sus setenta años se van haciendo evidentes como evidente es también la desazón de su nuevo armador al enfrentarse a tamaña restauración que tiene entre manos.
Es así como el viejo ex-Meye, oliendo caobas y sobre tierra batida entra feliz en los Astilleros Lagos para un largo sueño que le haga recuperar sus fuerzas y antigua distinción.El Estudio de Diseño de Yates y Arquitectura Naval A & A Lagos realiza el proyecto de restauración y pronto nuevas maderas, estibadas durante años en Lagos, ya secas esperando su momento, se prestan contentas a entrar en tan clásica estructura de la mano de Luis Costas, uno de los mejores carpinteros de ribera que ha tenido Astilleros Lagos, y con la ayuda del Armador y otros carpinteros, poco a poco su nueva quilla, varengas, cuadernas, baos, cubierta y mástil hacen resurgir el esplendedor de sus formas.
Pero la restauración es larga y la pasión de Ñaco Eraso por la bella dama ha de cambiar hacia otra dama y una nueva familia, no sin antes pasar el testigo de la restauración a nuestros buenos y leales amigos Mauricio Sánchez-Bella y Alicia Freire, otros apasionados del mar, amantes de proyectos románticos y auténticos.
Ya con sus velas listas, fabricadas en Dacron pero al estilo clásico por Manuel Lastra, pronto el “Acacia III” se deslizará por nuestro varadero hacia el mar como lo hizo 80 años atrás en el de Abrahamsson & Son.
En la próxima primavera Meye despertará de su largo sueño ….
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